Portal de Docentes Narradores de Argentina

En este espacio usted podrá encontrar relatos de experiencia pedagógica de docentes de todos los niveles, ciclos y modalidades del sistema educativo argentino. Estos relatos pedagógicos, son los resultados del Proyecto de Documentación Narrativa de Experiencias y Viajes Pedagógicos en el marco de los CAIEs del INFOD del Ministerio de Educación.

Este espacio también hace posible el intercambio y la conversación entre colegas docentes a través del envío de comentarios a los relatos.


Aquí podrás ver publicadas sus obras
Portal de Relatos Pedagógicos

Aquí algunas fotos de los Encuentros
Espacio Audiovisual

Observando y practicando... Mis sueños realizados


En el mes de abril del año 2001 comencé mis prácticas docentes en la Escuela Josefa Díaz de la Ciudad de Simoca.

En la primera etapa m tocó practicar en primer año de E.G.B. I. La primera semana fue dedicada a la observación de clases, esto me sirvió para ver como encaraba la enseñanza la docente del grado, me refiero a que me sirvió bastante porque tenía dudas de como comenzar las clases, es decir, de cómo hablarles o dirigirme a los niños; también para ver que estrategias utilizaba, o sea, cómo y con qué elementos los niños estaban acostumbrados a trabajar, por ejemplo, ésta docente habituó a sus alumnos a iniciar la clase colocando la fecha en el pizarrón, relacionaba la misma con los números colocados en un afiche en la pared y luego contaban cuantos alumnos estaban presentes y anotaban los ausentes, posteriormente sumaban y llegaban al total de alumnos del aula (esa tarea era de todos los días).

También el período de observación me sirvió para ver el comportamiento de los niños, con esto me refiero al modo de ser de cada alumno, sus nombres y sus formas de trabajar, cuáles eran más lentos o más rápidos a la hora de terminar las tareas, etc.

Finalizado este período, en la segunda semana comencé de lleno con las prácticas… recuerdo el primer día que…

Llegué a las escuela a las 7:45 hs. de la mañana, los niños estaban a punto de izar la bandera y luego de arriar nuestra insignia patria nos dirigimos al aula, yo con mucho temor, miedo e incertidumbre porque no sabía lo que me esperaba, cómo reaccionarían los niños ante mi presencia, si me pondrían aún más nerviosa frente de ellos, o... no sé! Sólo sentía miedo!!!

Comencé saludándolos, me presenté (aunque ya me conocían) y les dije desde hoy seré su maestra por dos meses aproximadamente, aunque la señorita Dora (maestra titular) estará también con ustedes y conmigo acompañándonos en el aula pero la que les enseñará seré yo.

Ellos me respondieron con sus caritas tan felices si señorita, sentí en ese instante, como si ya hubiese sido desde principio de año, su verdadera maestra, ahí los nervios fueron pasando y me fui soltando e inicié la clase como lo hacía todo los días la señorita Dora. Traté de seguir los pasos de ella, es decir, de cómo les hablaba, de cómo les corregía los trabajos, etc. Así ellos no notaban el cambio de docente y así se fueron acostumbrando conmigo y yo con ellos, me fueron mostrando su cariño día a día. Eran unos niños encantadores, dispuestos a aprender y yo dispuesta a enseñarles.

Fueron pasando los días y así como yo les enseñaba, ellos también me enseñaban, el tiempo fue pasando y me tocó la segunda etapa de las prácticas que significaba que tenía que dejar a mis alumnos y conocer a un nuevo grupo de niños.

El dejar a este grupo de niños tan encantadores no fue tan fácil; ni para ellos ni para mí, no se hacían ni me hacía a la idea de dejarlos pero les hablé mucho y por suerte entendieron y sabían que todos los días nos veríamos y así fue.

En octubre de ese mismo año comencé a practicar la segunda etapa en quinto año de E.G.B.II… y otra vez los miedos pero no tanto como al principio, los niños también eran buenos pero uno que otro un poco rebelde e inquieto.

Nunca voy a olvidar a Franco, un niño que molestaba todo el tiempo, nunca hacia caso y se revelaba a trabajar en clase. Todos los días me hacía enojar, probé muchas estrategias y ninguna daba resultado, hasta que me cansé y le dije:

- Si no vas a trabajar, te retiras del aula inmediatamente y entrégame tu cuaderno para notificar a tus padres.

No quiso salir del aula pero se quedó quieto en su pupitre, yo lo ignoraba y desde ese día se calmó bastante y ya no molestaba como antes.

De a poco comenzó a trabajar en clase y me mostraba sus producciones, creo que lo hice reflexionar y cambiar para su bien y sinceramente espero que haya seguido así.

Eso fue lo único pesado que me tocó vivir en las prácticas, el resto de los alumnos eran tranquilos y nos llevamos muy bien, igualmente el período que estuve con ellos fue corto a comparación del tiempo que estuve en el primer ciclo.

Esta experiencia maravillosa terminó cuando mi profesora de Residencia me anunció que estaba última etapa se había desarrollado con regularidad y el proceso de residencia culminaría en muy pocos días.

Así fue, el 16 de noviembre de 2001 me tocó despedirme de mis alumnos y de esa querida escuela que me abrió sus puertas para tan linda experiencia como es el arte de enseñar.

La puerta hacia el futuro


El primer día que llegue al aula estaba muy nerviosa, no me sentía capaz de desarrollar mi clase, pensaba que todo saldría mal, las piernas me temblaban y la voz se me quebraba en esos momentos, era la primera vez que me paraba frente a un grado, en el cual todos estaban expectantes por ver que les enseñaría y por sobre todas las cosas quería dejar lo mejor de mí a los alumnos.

- ¡Que nervios! Le decía a la maestra
- Tranquila me decía, yo voy a estar ahí.
Por suerte en esa semana de observación aprendí a conocer a los alumnos, a la docente, que por suerte me tocó una excelente maestra y muy buena persona que supo ayudarme a perder el miedo y me enseñó cosas que yo con mi poca experiencia desconocía, la Srta. Inés Concha a la cual le estoy muy agradecida. Me brindó su confianza y apoyo, fue mi guía, siempre estaba presente y si cometía algún error me lo hacía ver amablemente para que las clases fueran cada vez mejor. En esa semana también observé el comportamiento de mis alumnos, lo que les gustaba, cuales participaban más y así poder apoyarme en ellos.

Tuve un grupo maravilloso, con ganas de aprender y sobretodo muy inteligentes, practiqué en cuarto grado las áreas de Matemáticas y Ciencias Naturales con contenidos amplios y ricos para desarrollar. El proceso tardo un poco, no fue fácil, me costó bastante hasta que conocí bien a mis alumnos y día a día iba descubriendo, aprendiendo de ellos, vivenciando cada mañana nuevos aprendizajes y sintiendo al aula un lugar cálido y confortable.

Tuvimos salidas las cuales me permitieron relacionarme con el medio y realizar trabajos muy significativos.

Así pasaron los meses y yo me sentía más a gusto y segura en el aula y sobretodo el cariño por esos niños que crecía día a día porque supieron brindarme toda su confianza y amor.

Todavía recuerdo los días en que iba la profesora de práctica, yo temblaba, algunas clases salieron bien y otras no y en esos casos mis alumnos siempre colaboraban, sabían que gran parte de que las clases salieran hermosas dependían de ellos por eso participaban incondicionalmente.

El momento más difícil fue cuando tuve que dejar a mis alumnos, a pesar de que no quería seguir esta carrera pero todo cambio desde el día en que comencé a vivir todas estas experiencias maravillosas aunque me sentí muy triste pero a la vez tranquila por haber logrado mis objetivos propuestos.

Hasta el día de hoy cuando me encuentran en la calle me saludan muy cariñosamente sin olvidarme a pesar que ya pasaron varios años.

En realidad para mí será algo que nunca olvidaré, digo así porque solo al que le toco vivir sabe lo que se siente y lo lindo que es el contacto con los niños, lo que lo hizo tan especial para mí.

Fue una experiencia única la que me tocó vivir cuando realicé mis prácticas docentes en la Escuela Josefa Díaz de la ciudad de Simoca.

A un niño

Para el resto del mundo los niños son un número pero para un maestro son seres humanos con nombre y apellido con sentimientos, emociones y recuerdos. Mi narrativa evoca un rostro, unos ojitos picarones y tristes deseosos de ser feliz Mauricio.



Llego a 1º grado de la mano de su hermana. Lo primero que dijo ella fue que tuviera cuidado con él, porque era muy tremendo. Lo miré y el también me miró. Era un niño inquieto, era como un conejito cuando hace las orejitas hacia atrás y dejó que le acariciara la cabeza. Dije: - no creo que Mauricio se comporte tan mal. El me sonrió con una mirada cómplice. A la semana ya estaba repitiendo varias veces su nombre porque siempre hacia algo a sus compañeritos como robarle la goma, los lápices y hacerlos tropezar con el pie o quitarles la moneda. Dibujaba con trazos furiosos y usaba mucho el color rojo. Algo le estaba sucediendo, seguro.

Muchas madres venían a quejarse de él y yo les decía que entendieran que Mauricio era un niño, que estaba sufriendo y que la única manera que él tenía para sacar eso era comportándose así; que tuvieran paciencia porque yo me estaba ocupando de él, no podía alimentar mas esa violencia con mi rechazo. Y si, se estaba convirtiendo en un problema. Le hablaba mucho, me enojaba pero al mirarlo mi corazón se achicaba y me angustiaba no poder hacer nada para ayudarlo. Comunique lo que estaba pasando con el niño a la Vice directora que me asesoró mucho en este sentido, me dio material sobre niños hiperactivos con problemas de conducta.

Pero Mauricio no era hiperactivo, al principio me confundí pero después comprendí que su problema estaba ligado al abandono. Llamé a su madre pero vino la hermana y fue entonces que me enteré su verdadera historia: En realidad Mauricio era adoptado lo habían regalado cuando tenía cuatro añitos porque la mamá verdadera no lo pudo criar, ya tenía nueve hijos y el padre los había abandonado. Mauricio sufrió mucho porque la madre lo mandaba a trabajar pedigueñando, y si no traía nada le pegaba. Era de Leales, la madre adoptiva lo conoció por medio de una hermana que le informo sobre el niño. La señora se apiado de él y lo acepto con los documentos.

Pero es muy tremendo - repetía una y otra vez la hermana -, mi papá lo quiere devolver porque ya le rompió algunas herramientas del taller y casi se cae del techo. Creo que Mauricio se va el mes que viene.

Era realmente una situación difícil y mas porque la solución no estaba en mis manos. Si, darle cariño y contención nada más. En la escuela no había gabinete así que consulté con una psicóloga que me dijo que el niño necesitaba urgente a un especialista. Y si, no era novedad pero seguro esta familia lo iba a devolver como si fuera un animal; yo ya sentía rabia de ese destino tan incierto y cruel que le tocó vivir a un niño tan pequeño e indefenso. Lo sentaba junto a mí para controlarlo mejor y le llevaba libritos de cuentos. Le gustaba mucho inventar historias, era un buen narrador en especial el de pinocho .Los chicos empezaron a escucharlo y a pedirle que les narre esas historias inventadas. El se sentía importante, se paraba en una silla y muy contento empezaba a hilvanar relatos de diablos y de miedo.

Sentía su cariño cuando me miraba. Hasta se animó a actuar en público. Mauricio fue muy especial para mí. Pero continuaba con sus problemas de conducta, especialmente en los recreos, siempre lo acusaban a él. Yo lo miraba con dolor porque le hablaba mucho y conversábamos. Me gustaba escucharlo decir que ya nunca más lo iba a hacer, pero eran promesas vanas que se esfumaban ni bien yo me daba vueltas. Había progresado en su lectura y escritura pero no así en su conducta, solo se portaba bien cuando le prestaban atención ….

Un día a mediados de Agosto me enteré que su mama adoptiva había muerto y que Mauricio quedaría con un hermanastro, un hombre que no estaba muy interesado en tenerlo .Faltó mucho ese mes, investigué y me dijeron que Mauricio había estado en el hospital creo que por golpes, fui a casa de este hombre y no me atendieron. A Mauricio lo iban a devolver a su madre ese mes. La hermana se presento para pedir los papeles y me contó que la madre lo pedía de vuelta porque lo necesitaba para que le den la pensión de madre de siete hijos. Ya pasaron cuatro años, Mauricio tiene ya 9 añitos. Hoy está con su madre, dicen que asiste a una escuela de doble jornada, me enteré hace algunos días. Me gustaría verlo de nuevo y saber que está bien y feliz.
Porque nunca me voy a olvidar de la impotencia que sentí y la soledad que aun siento cuando repito su nombre.

Para vos Mauricio donde quieras que estés desde mi corazón

A Mauricio
Te regalaron
Te maltrataron
Te golpearon
Tu mirada decía
No puedo más
Tus cicatrices decían
Ayúdame
Tus travesuras decían
Quiero ser niño
Se atrofiaron mis manos
Perdón.

Ricardo y El Gigante

Recuerdo que llegaste a mí por vez primera una mañana de invierno, caía una fina y helada lluvia, el sol estaba adormecido. ¿Te acordas, Ricardo?



¡Ah, perdón! Me presento a ustedes. Soy Graneros, territorio de la provincia de Tucumán, ubicado a 120 km. de San Miguel de Tucumán, su capital. Mis orígenes y nombre se deben a la gesta de los primeros colonizadores y encomenderos, que hacia finales del siglo XVI y bajo el mando de Ramírez de Velazco me recorrieron antes de fundar la ciudad de Todos los Santos de la Nueva Rioja. Por ese entonces Ramírez de Velazco entregó dos “repartimientos o encomiendas”. Uno de esos repartimientos de tierra correspondió a Don Diego de Vera, vecino de San Miguel de Tucumán. Al morir Diego de Vera, su viuda, Juana de Villegas, se casa con el Capitán Diego Graneros de Alarcón, a quien el Gobernador Luis Quiñónez y Osorio le cede la encomienda con un territorio que llegaba hasta el límite sur de Tucumán. Graneros de Alarcón era, por entonces, el hombre más rico de la región, murió en 1669, tras una larga actuación en las guerras Calchaquíes, por lo cual sobrevive su apellido para designarme.

La persona con quien estaba comenzando a dialogar, antes de presentarme a ustedes, se llama Ricardo, su apellido Sosa, se desempeña como Coordinador de la Carrera de Economía Social y Desarrollo Local que se cursa en el Instituto de Enseñanza Superior Graneros. Esta carrera se implementa como un modo de dar respuesta a un contexto de crisis regional y local.

¿Ricardo, podrías comentar cuál es tu tarea como Coordinador de Carrera?
“La Institución donde me desempeño nace para brindar una oferta educativa, la Carrera en Economía Social y Desarrollo Local, para formar agentes idóneos capaces para impulsar el desarrollo local y la economía social. Estos agentes, nuestros futuros egresados, insertos en sus comunidades, asistirán, asesorarán, orientarán en nuevas formas y propuestas superadoras de la situación de crisis actual y articularán con la economía empresarial y pública. Para avanzar hacia este enfoque que promueve e impulsa las capacidades de desarrollo local se requiere trabajar sobre un cambio de actitudes pasivas por proactivas, esto debe estar ligado a la promoción de actividades concretas donde los diferentes actores asumen responsabilidades alrededor de los temas de desarrollo.

Mi tarea es participar activamente con los diferentes organismos e instituciones relacionadas al área productiva, de servicios y gubernamental local. Organizar instancias y encuentros que permitan incentivar y fortalecer la motivación por parte de los alumnos con relación a la carrera, ya que se trata de un campo en construcción. Gestionar instancias de capacitación sobre aspectos significativos tanto para los docentes como para los alumnos y algunas entidades comunitarias y que surjan del diagnóstico y monitoreo permanente. Articulación entre los distintos actores de la comunidad educativa, fomentando la concertación, el diálogo y respeto por la pluralidad de ideas, etc. Toda esa tarea la llevo a cabo para poder posibilitar la concreción de la meta importantísima de la Tecnicatura, la cual es: “La formación idónea de recursos humanos capacitados y capaces de trabajar para el desarrollo local para el bien y bienestar de toda su comunidad”.

¿Nos contarías alguna anécdota o experiencia con referencia a tu actividad?
Hacía poco que había llegado a vos, recién comenzaba con mis tareas como Coordinador de Carrera, recuerdo que en un intercambio que hubo un fin de semana con alumnos de esta Tecnicatura pero de Tafí del Valle, localidad ubicada en los cerros tucumanos, por la tarde me subí al campanario de tu Iglesia, de la Inmaculada Concepción ( Iglesia monumental, como pocas en el interior de esta provincia, que data de 1894, con una hermosa y muy alta torre donde está el campanario) desde allí podía ver tus campos sembrados que me parecían un tablero de ajedrez con casillas de diferentes tonos de verde, también miraba tu parsimoniosa y pequeña ciudad, era una visión espectacular.

Desde esa altura, te grité: Graneros, Gigante ¿cómo puedo serte útil?
En ese momento te conocía muy poco.

Corría en esas alturas un hermoso y fresco viento, hacía frío, y las campanas, gemelas ellas, con corazón amalgamado en oro, hierro y bronce, majestuosas, fueron silenciosas testigos.

A veces hace falta mirar las cosas desde una perspectiva elevada para elevarnos nosotros también como los pájaros y las aves, que saben que hay mas caminos de los que nosotros podemos ver.

Decía, que desde allí te interrogaba en qué te podía ser útil, si yo te simpatizaría. Vos me observabas, gigante, silencioso, luego me dijiste: “Voy a observar lo que ofrecés, cómo te comportas y de a poco te responderé. Así como sembraron mi tierra que ahora da sus frutos, vos también lo harás con tu trabajo y dedicación y según tu siembra, de mí, eso cosecharás”.

¿Te acordás ,Gigante, que eso me dijiste?
Comprendí en ese momento que tenía que ser un sembrador, que poseía las semillas. Moví la cabeza varias veces hacia abajo y hacia arriba diciéndote: Sí, acepto. Y me puse cerebro y manos a la obra.

Recuerdo algo más. Nunca te lo conté.

Caía la tarde, era mi primer día de trabajo en el Instituto, yo estaba emocionado, lleno de esperanzas y proyectos. La galería de la Institución estaba vacía, podía escuchar el sonido de los tacos de mis zapatos a cada paso, el silencio reinaba, el personal y estudiantes del turno anterior se habían marchado. Hubo un hecho que es comparable a cuando el sueño te toma por asalto y pasás, sin saber cómo, a otra realidad. Grande fue mi asombro al darme cuenta que, de repente, estaba en la misma institución, pero en el futuro. Cuando salí a la puerta te vi a vos, Gigante, en marcha, pujante, activo, con una economía fuerte y solidaria, con tu comunidad feliz, con trabajo, educación, desarrollándose a pasos firmes y en paz. Era hermoso.

No sé porqué ni cómo, pero podía distinguir a los descendientes de los primeros alumnos y yo sabía que llevaban con ellos el espíritu de esos Pioneros que con muchas dificultades lo lograron, abriendo el camino para el desarrollo de ellos mismos y para futuras generaciones.

Repentinamente volví al presente, sentí una voz que me decía: Bienvenido a la Institución, soy el Secretario de la misma.

Yo me presenté como el Coordinador de la Carrera y cuando nos dimos un fuerte apretón de manos, en saludo cordial, inmediatamente sentí que ya comenzaba a formar parte de algo más grande que yo y con mucha vida.

Lo que pasó, lo que te conté, es que viví un sueño.

Afirmé ésta convicción: “para que un sueño se transforme en realidad el soñador tiene que despertar y ponerse en movimiento”.

Recuerdo que cuando caminaba por esa galería silenciosa yo silbaba una bellísima canción de Jhon Lennon, titulada Imagine, que, al final, su letra dice: “ Dirás que soy un soñador. Pero no soy el único. Espero que algún día te unas a nosotros. Y el mundo vivirá como uno”.

Este sueño que te conté, te lo dedico a vos, Gigante Graneros, a tu comunidad y a mis colegas.

Todos soñamos.

La Salud de Germán

Mi nombre es Beatriz Isabel Solórzano, me desempeño como maestra de EGB1 en la Escuela Nº230 Provincia de Entre Ríos en la ciudad de Simoca. Mi relato va dirigido a un niño que aun hoy continua siendo mi materia pendiente, mas adelante comprenderán porque lo llamo así.



Su nombre es Germán. Me entere de su problema cuando vino su madre, una señora muy humilde y con varios hijitos en escalera, me mostró un certificado medico que traía envuelto en una bolsita de plástico en el mismo se leía el estado de salud de Germán: es celiaco y con serios problemas de desnutrición, junto al certificado una historia clínica: en el año 2005 estuvo internado en el hospital de niños donde le detectaron la enfermedad.

Le pregunte a su mama si recibía alguna ayuda y me dijo que solo le daban un bolsón donde incluía algunas cosas que le podía preparar, pero que ella no tenia gas en su casa, cocinaba con leña para los diez integrantes de la familia. Que el marido era alcohólico y que algunas veces no tenían ni para mate cocido. En la municipalidad, dijo, prometieron ayudarme, pero hasta hoy no pasa nada, señorita.

En ese momento pasé por varios estados de ánimo todos a la vez desde bronca, amargura, impotencia, etc. No podía permanecer indiferente ante tal situación y me propuse investigar más sobre esta enfermedad, consulté a médicos y personas con igual problema de salud. También les comente a mis compañeros y a mis directivos que me dieron apoyo incondicional. Hicimos un bolsillo y con ello compramos leche, mezclas de harina especial para hacer pan, yogur, frutas etc., yo le hacia las galletitas y el pan y le llevaba para Germán.

Los niños comenzaron a sentirse celosos así que aproveche la oportunidad para explicarles lo de la enfermedad de Germán y los niños se mostraron preocupados. Al día siguiente también ellos le trajeron lo que yo les había comentado que podía comer Germán. Fue una Sorpresa para mi e hice un proyecto sobre la solidaridad, donde investigaron todo sobre la enfermedad, realizaron recetas, incluimos la dieta en el comedor escolar y compartieron todo. En la escuela hasta las conserjes, lo primero que hacen es preguntar que le vamos a dar a Germán.

Germán se sintió y se siente protegido aquí en la escuela y no quiere faltar ni un día . Hasta participó en la muestra de educación física que para el era, muy agotador por su grave problema de desnutrición. Mi materia pendiente es tratar de conseguir un lugar mas seguro para el, porque su casa es muy precaria y su madre continua sola luchando contra la pobreza y la violencia instalada en su hogar, o por lo menos que una asistente social se ocupe periódicamente de la salud del niño. En especial en las vacaciones que es donde Germán decae. Por ahora seguimos adelante desde este pequeño lugar tratando de contener a nuestros niños que sufren.

Con amor todo se puede

Hola te voy a contar una de tantas experiencias que tuve en este tiempo que llevo como docente de primer ciclo, en la escuela N°230 Provincia de Entre Ríos, en la ciudad de Simoca, Tucumán.



No hace mucho me toco enseñar en un primer grado integrado por niños que eran colador del año anterior, repitentes de otras escuelas, con sobre edad, con problemas de aprendizaje, familiares y neurológicos. Al hacer el diagnóstico me dije ¡hay Dios mío! ¿Qué hago? Reflejadas las dificultades de aprendizajes o mejor dicho de los conocimientos previos, tenían la dificultad para reconocer los colores, no podían aprender sus nombres, hacían garabatos, se les enseñaba algo y al otro día no recordaban, era un volver empezar, tenían escritura lenta, etc. Me refugie en Dios, porque era para mí, mi única salida, le pedí ayuda, que encontrara los medios o estrategias para sacar adelante a los niños.

Todos los días rezaba una oración antes de entrar porque sabía que me esperaba, un alumno que no se quería quedar en el aula, se tiraba en el suelo, tiraba bancos, se colgaba de las cortinas, tiraba su mochila, estos eran todos los días, su mamá ya lo había cambiado de tres escuelas y lo trajo a nuestro establecimiento.

Estos momentos eran desesperantes porque tenía que sacar paciencia, dulzura de donde no tenía. Porque tenía que tener la palabra justa para no desequilibrar al grupo y poder contenerlo, calmarlo, etc.

Otros momentos o situaciones difíciles con un niño que repetía por segunda vez el grado. El era agresivo con sus cosas y con los elementos de trabajo de sus compañeros, en los recreos tenía que estar cuidándolo porque en un descuido rompió el vidrio del auto de una compañera, era una bomba de tiempo.

También tenía un grupo de niños que en el día trabajaban bien, al otro día era como si no les hubiera enseñado nada, se olvidaban. Hacia trabajos de fonoaudióloga, trabajé conciencia fonológica, desarrollar su motricidad, modelando con masas, plastilina, contornear letras, palabras con cartón, cartulina, maderas, pintar, colorear, pegar, jugar para que reconozcan las letras, sonidos y palabras.

Me autoevaluaba y replanteaba constantemente, porque las estrategias que se dan en la formación son para los niños sin dificultades de aprendizaje. Para este grupo no funcionaba o no funcionó en muchas oportunidades, como seguir los pasos del método de la palabra generadora, psicogenesis u otro.

Una vez que entraron a la etapa pre-silábica, silábica buscaba que los niños produzcan textos cortos y que desarrollen la oralidad.

Una de tantas experiencias que nos dieron buenos resultados fue “el binomio fantástico”.

La introducción la realizaba a partir de un show artístico, donde los presentaba haciendo levantar su autoestima, bien expresivo. Tenían que contar o narrar historias de las vidas de ellos, fantásticas o inventadas y buscar sus mejores posturas para contar sus historias, algunos se subían al escritorio, otros sentados en las ventanas del aula con los pies sobre los escritorios, otros parados sobre una mesa o sentados en el piso. Contaban tres historias por día no más, elegían lo que más les gustó, ilustraban y renarraban en forma escrita. Fueron momentos muy lindos y emotivos, porque a través de este juego pude conocer a cada niño con más profundidad. Lloramos y reímos, y al conocerlos más, más los amaba y más ganas tenía de ayudarlos porque eran niños sufridos por problemas de sus padres, maltrato, poco dialogo y situación económica.

Con estas actividades pudieron desarrollar el lenguaje oral, se desinhibieron e hicieron producciones interesantes.

A partir de las historias narradas surgían palabras que tenían que unirlas o asociarlas, creando un “un binomio fantástico” por ejemplo perro-gato. Era necesario que entre las dos palabras haya distancia, que sean lo suficientemente diferentes una de la otra y su aproximación resulte insólita para que la imaginación se ponga en marcha y construyan un conjunto fantástico.

Esto despertó el interés y la imaginación en la mayoría del grupo, se peleaban por contar sus historias y tuve que hacer sorteos. Los chicos escribieron nuevas historias con personajes fantásticos creados por ellos.

Confeccionaron una “selva fantástica”, cada personaje estaba hecho con espumina. Finalizamos esta experiencia haciendo una obra de títeres con estos personajes insólitos.

Con la preparación de la obra de títeres pude lograr que los niños se expresaran en forma natural, digo esto porque tenía un alumno muy tímido, no se expresaba o si lo hacía era al oído, durante tres años no pude hacer que hablara en voz alta, que participe en alguna dramatización o versos y con los títeres lo logré. Cada personaje creado por ellos tenía que hablar, atrás del teatrillo, cada uno con su dueño y estos eran seleccionados para la obra. Cuando le tocó a este niño tímido presentar su personaje, se levantó de su silla lentamente y se escondió en el teatrillo y comenzó a hacer hablar a su creación. Así pudimos conocer su voz, que era hermosa. A partir de ese momento fue para Él y los demás vencer una muralla, que solo Dios sabe cual fue. Ahora participan en diferentes dramatizaciones. Con esta forma de trabajo y en especial paciencia, esperanza y mucho amor, pudimos, digo porque entre todos logramos que niños que eran rezagados, con problemas serios de aprendizaje, neurológicos y familiares, pudieron leer, escribir, desarrollar su imaginación y su personalidad y producir textos cortos. Para mi fue una ardua tarea y también un gran desafío. Doy gracias a Dios el haberme dado las armas y la oportunidad de ayudar a estos niños.

Por eso digo que siempre hay una puerta abierta para lograr lo que se quiere.

Cuando los libros son cucos

El Amor a la Educación y la perseverancia me llevaron a luchar para que esos niños tuvieran la oportunidad de aprender, soñar, imaginar y conocer otor mundo a través de las palabras


Mi experiencia transcurre allá por el año 2000 cuando me traslade de la zona de Cruz Alta a una escuela del departamento de Simoca, ubicada en una zona rural donde los niños que concurren son de muy escasos recursos, la mayoría de los pequeños asiste por e1 comedor escolar y el papel para que sus padres cobren el salario en la provincia de Río Negro.

Llegue a la escuela en época de plenas inundaciones, únicamente podíamos llegar caminando, me dieron la bienvenida diciéndome usted tiene 5° y 6° año el área de lengua y ciencias sociales son 30 alumnos en cada sección, en general es un grupo que no le gusta trabajar y con una conducta pésima.
Bueno dije ¿dónde me metí? ¿Por qué no me habré quedado donde estaba? Pero al mismo tiempo me reconfortaba diciéndome es por el bien de mis hijas, ellas me necesitan.
Comencé a conocerlos y si realmente nada les gustaba querían estar todo el tiempo sin hacer absolutamente nada, siempre desesperados por el recreo, para escaparse al cementerio, lugar favorito para sus juegos, les encantaba recorrer las tumbas y esconderse en algunas de ellas.

Se resistían a todo, no les gustaba leer, realmente no sabía, como revertir esa situación, parecía que los libros eran "cucos", si hojeaban algunos era para ver los dibujos nada más, esto imposibilitaba trabajar en la otra área, donde debíamos consultar material bibliográfico para poder trabajar.

Ellos estaban acostumbrados a que la señorita haga todo, copie las guías, responda las preguntas, así ellos únicamente copiaban porque ni siquiera leían.

Un día les hable de lo importante que era saber manejar un libro de historia, un manual, diccionarios, leer cuentos, viajar con la imaginación, me contestaron que a ellos eso no les servía para nada, no seguirían estudiando ya que tenían que trabajar para ayudar en casa, que donde irían seria a cuidar las vacas o a pelar cañas y luego a juntar manzanas en Río Negro.

Después les propuse que me contaran historias del lugar, alguna leyenda, o algo de su lugar favorito “El cementerio” pero tampoco les atraía la idea.
Entonces me enojé y les dije muy seria que a partir de ese día yo me iba a limitar a dar clases que para eso me pagaban, que si querían aprender, aprendan que me daba lo mismo porque yo igual cobraría mi sueldo a fin de mes.

No insistí más con el tema, llegaba al aula saludaba y comenzaba con mi clase, tratando siempre de no darles importancia para ver si así reaccionaban.

Un día coloque una mesa en el fondo del aula, deje revistas de chistes , "Pastoruzito", “Dartagñan” y algunos libros de cuentos, no les dije nada y tampoco preguntaron, hacían como que no las veían, después algunos no salían a1 recreo, en especial Carlos que era un niño que provenía de un hogar muy humilde con padres alcohólicos y analfabetos, a este niño le costaba muchísimo leer parecía un alumno de segundo grado. Él fue el más interesado, comenzó mirando los dibujos y tratando de deletrear los diálogos y así poco a poco fueron sumándo¬se los otros niños.

Yo observaba pero hacía como que no me daba cuenta, porque si llegaba a mostrar algún interés no se quedaban más. Poco a po¬co fui aumentando material, libros, diccionarios, revistas ,diarios, los veía hablar entre ellos comentando lo que habían leído, a veces no entendían una palabra y me preguntaban qué quería decir y yo los invitaba a usar el diccionario y a que escribieran lo que habían entendido, que yo lo leería en casa, porque no tenía el tiempo suficiente para escucharlos a todos.

Así de paso mejorarían su ortografía que por cierto era pésima. Y fueron pasando los meses y fueron cambiando su comportamiento y sus hábitos, preferían quedarse en el aula a leer en el recreo o en las horas de los especiales que faltaban antes de ir a su lugar favorito “El Cementerio”.

Ambientamos el rincón de la lectura y una vez a la semana la dedicábamos solamente a leer, yo seleccionaba algún cuento o poesía para comenzar, que percibían, esta era una actividad que les gustaba mucho, al terminar mi lectura cada uno contaba cómo se habían sentido. Después los invitaba a elegir lo que quisieran leer para luego producir pequeños textos que los escribíamos en afiches para colocarlos en la galería y compartirlos con toda la escuela. Ellos se sentían importantes porque eran sus trabajos lo que los otros niños leían.

Fue una experiencia que me lleno de satisfacción porque de alguna manera estaba revirtiendo esa situación, a pesar que mis compañeras decían que perdía mi tiempo porque esos niños eran indomables y no cambiarían más.

Al año siguiente continué con ellos, ya no eran los niños agresivos del año anterior, sino todo lo contrario, lo primero que me preguntaron fue si continuaríamos con el rincón de lectura y que haríamos este año. Les propuse formar el periódico mural de la escuela, donde contaríamos todo lo que ocurría en la villa.

Pintamos un cartel grande que dejó olvidado una empresa, lo acondicionamos en el salón y comenzamos a pegar noticias policiales, necrológicas y sociales del lugar, historias que habían pasado, etc. A1 finalizar la semana leían las más importantes para toda la escuela.

Así comprobaron que no era tan difícil leer y escribir sino que tenían que tener ganas y que nada se logra sin esfuerzo.

Para mí fue un gran desafío, porque era la primera vez que me encontraba frente a un grupo tan rebelde, donde siempre habían arreglado las cosas a golpes.
Comprendieron que podían actuar de otra manera, que hablando podían llegar a entenderse y que la unión hace la fuerza y así debían estar ellos, unidos.
Gracias a Dios logre cumplir con mi objetivo, despertar el interés y el placer por leer ya que a través de la lectura podían descubrir cosas nuevas, viajar con la imaginación y crecer culturalmente y cambiar su manera de pensar y de actuar.

¡¡ Qué cosa don Ramón ... las cosas sin razón!!

Por ahí del mes de agosto del año 2004, tuve que volver al cargo de maestra de grado en Escuela N° 230. Anteriormente estaba adscripta en otras escuelas y con otras funciones


Por ahí del mes de agosto del año 2004 tuve que volver al cargo de Maestra de grado en Escuela Nº 230. Anteriormente estaba adscripta en otras escuelas y con otras funciones.

Al llegar me recibieron afectuosamente pero al rato ya tuve la sorpresa ¡vaya que sorpresa!!! Me cambiaron el área que siempre trabaje con gran cariño y dedicación: lengua. Ahora debía hacerme cargo del área de matemática en el 2º ciclo. ¿Qué tal? ¿Qué hacer?

Uhmmm … me molestó, me enojé, pero mis compañeras me decían ¡para que te vas a hacer problemas!

Termine el año desorientada sin entender el porqué del cambio y preguntándome ¿qué hago para el año? Pero pensándolo bien era corto el tiempo que quedaba para terminar el año y decidí hacer frente a este nuevo desafió matemático que me hizo sentir molesta, enojada, no querer comprender el porque del cambio del área, surgían en mi pensamiento cosas como “se olvidaron que yo enseñaba lengua, que soy titular y cuantas cosas más”.

Al ver en el aula a esos niños esperando la nueva señorita y tristones porque se fue la otra seño, no hice más que ir con algunos a abrazarlos y con otros de la mano al recreo. Allí conversamos, contaron historias, hablaron cosas, mostraron otras, hasta que en el aula fui observando los carteles, afiches, frases con números, operaciones, signos… etc. Los leímos que lindo!! Para que hacerme problema si ya nos habíamos entendido, alumnos, maestros y viceversa. Y así termino el año.

Al año siguiente me resulto mas interesante y me motivo Liliana la maestra de matemática del turno mañana del 2º ciclo que al conversar e intercambiar ideas decidimos trabajar los contenidos, actividades de la misma manera, desarrollarlos, ella a la mañana yo a la tarde hasta convenimos día, hora que nos reuniríamos en su casa o en la mía para hacer las carpetas, proyectos, evaluar como estaban sus alumnos, los míos, etc.

Casi sin querer todo comenzó a cambiar y la experiencia me gusto, me daban ganas, entusiasmo porque cuando la tarea es compartida todo se hace más llevadero… ¡muy buena la idea!

¡A trabajar se dijo!...

Pero, ahora venia lo mejor, ¡los chicos! Y yo … debutando, parecía que era la primera vez que trabajaba, yo tenía mis dudas y temores, cuantas veces tuve que preparar las clases, leer uno y otro libro, ya que los alumnos de 4º,5º y 6º querían aprender números, operaciones, problemas, figuras, cuerpos, ¡cuantas cosas!
Tuve que prepararme muchas veces, ante la duda recurría al libro Matemática 1 y Matemática 2 de Puertos de Palos… que se yo cuántos libros acumulé a mi alrededor para no cometer errores, todo lo que me acercaban era bien recibido.

Así fueron transcurriendo los meses y en un abrir y cerrar de ojos estaba teniendo el otro año, mis alumnos, contentos, felices con la señorita de matemática y mas que todo por qué ellos sabían las tablas, operaban, resolvían situaciones problemáticas, que alegría, que satisfacción, no podía creer!! Hasta hicimos dos libritos, matemática 1 y matemática 2, siempre con Liliana y los presentamos a fin de año en la muestra curricular de la escuela.

¡Qué satisfacción! Los alumnos de 4º como operan, los de 5º como razonan, los de 6º ya se van solos!! ¿Y yo? no lo puedo creer, no puedo creer cuento conocimiento llevan estos alumnos para compartirlos.

Los resultados que obtuve y las experiencias vividas con mi compañera Liliana en estos años, que ya se los siente encima y pensamos y razonamos de otra manera, como que la vida es puro numero… esto hoy me da vida, esta experiencia nos dio mucha satisfacción porque todo lo hago lo hago por los niños para que cada uno de ellos se sienta a gusto y seguro de lo que hace.

Los Caminos de la Vida

Poner en práctica todo lo que en Formación Docente adquirimos es una ilusión que se enriquece día a día y se fortalece con la experiencia


Esta historia… como muchas otras que tantas veces se contaron tiene un principio y un final… que todavía no se escribió.

Corría el año 2007 y poco tiempo de haberse iniciado el ciclo lectivo y… como ya se había tornado costumbre eran inmensas las esperanzas.

Esperanzas… deseos y anhelos!!! Y quizás todos convergen a la perfección al momento de definir lo que cada nuevo período escolar trae consigo.

Esperanzas… deseos y anhelos!!! De una oportunidad laboral, de un sentir que por fin llegó el momento… momento que todo docente espera ansioso y lleno de ilusión.
Y mis ilusiones eran muchas. Desde aquel 2001 cuando me recibí de Profesora de E.G.B. 1 y 2, comprendí que solo quedándome con el título que había obtenido no era suficiente, por lo tanto, un año más tarde decidí retomar mis estudios y continuar con mi perfeccionamiento docente.

Jamás pensé… que después de transitar poco más de un año en el Profesorado de Nivel Inicial comprendería que no me había equivocado al elegir el camino, quizás más gratificante que todo ser humano puede transitar en su vida.

Y desde aquel momento… continuas capacitaciones para conseguir el puntaje que me permitiera obtener un cargo en el que pudiese poner en práctica todo aquello que desde los distintos espacios curriculares aprendí.

Y es aquí… donde comienza esta historia; cuando por el mes de marzo del año 2007 me presenté a un llamado abierto del Proyecto “Jardines Infantes Rural para Todos”, que se implementó en el año 2006 ante la necesidad de incluir en el Sistema Educativo de la provincia a los niños de 5 años que habitan en zonas rurales con poblaciones dispersas con la finalidad de asegurar la igualdad de oportunidades de todos los niños y dar una respuesta a las necesidades educativas de estas zonas. En el año 2006 ya se había implementado este proyecto en 19 establecimientos educativos, a los que se incorporaron diez instituciones más en el 2007. Entre los departamentos involucrados estaba Simoca.

En un primer momento eran tantas las expectativas, que confiaba en que la buena suerte me acompañaría y así fue... el día de las designaciones tomé el cargo, al mismo tiempo que me informaron que tenía 24 horas para presentarme en la Escuela N° 345 – Estancia Ingas, lugar desconocido para mí al que según recuerdo jamás había escuchado nombrar.

A la mañana siguiente desperté temprano… la ansiedad se había apoderado de mí y no me permitió tener un sueño placentero.

Muchas fueron las vueltas que di antes de salir. Pero, muchos más aún, me esperaban para poder llegar. Tantas… que más de una vez tuve que preguntar.

Recuerdo cuan intensa pasividad percibí en el camino, tanto… que podía escuchar el suave murmullo de los pájaros revoloteando por entre los árboles.
Una exuberante vegetación cubría el inmenso camino que recorrí; hasta que por fin, para mi grata sorpresa divisé a lo lejos la magnífica estructura que entre sus paredes albergaba mi más dulce y añorado destino.

Percibí… como miles de sentimientos se adueñaban de mí ser. El miedo… la curiosidad, al igual que la duda y la incertidumbre acechaban cada paso que mis pies temblorosos daban en los pocos metros que me separaban de aquello que por tanto tiempo había esperado.

¿Miedo? A lo desconocido, a lo tantas veces soñado y que ahora aguardaba mi llegada.
¿Curiosidad? Tal vez de lo que encontraría detrás de aquel mágico telón que cubría el escenario que esperaba para dar inicio a una nueva función… función, en la que todo es posible: la emoción, el encanto, la tristeza pero ante todo la dulce tarea de enseñar y aprender día a día.

Duda… ¿Incertidumbre? A la aceptación de quienes comenzaron la actuación mucho antes que yo y que ya habían adquirido su sentido de pertenencia. Pero, por sobre todas las cosas era el deseo inmenso de llegar lo que invadía mi corazón que incesantemente esperaba el gran momento.

Jamás olvidaré aquel día… pero ante todo se que siempre quedaran grabados en lo más profundo de mis recuerdos, los brazos abiertos que me recibieron y calmaron con un fuerte abrazo los nervios que afloraban mis más intensos sentimientos.

Y esa palabra… que aún resuena en mis oídos, estoy segura que jamás lo podré olvidar ¡BIENVENIDA! Escuché decir… y un fuerte abrazo contuvo mi ansiedad y me invitó a seguir.

Poco después supe que era Claudia Tobrá, la Directora de la escuela y también conocí a Viviana la docente de segundo ciclo, Ester, la conserje y Marta la cocinera.
En ese momento sentí, que había encontrado mi lugar, que al fin… llegué a mi destino. Comprendí que ya era parte de esa escuela que con tanto amor me recibió.
Mucho más aún, cuando conocí a mis alumnos. Encontré en ellos una mirada tierna, llena de amor y ansias de aprender. Comprendí… que ya no debía buscar más, porque encontré todo lo que buscaba y añoraba.

¿Buscaba? Creer en mí misma, confrontar todo lo que había aprendido en mis años de formación. Ese conocer al NIÑO REAL, que no es igual al de las teorías para así poder trabajar de acuerdo a sus intereses y necesidades.

¿Añoraba? Alcanzar mis objetivos personales:
- Los temores superados.
- La confianza adquirida.
- La confianza en mí misma.

Y fueron transcurriendo los días entre tropiezos y sobresaltos, porque ésta era una realidad muy distinta a la que alguna vez estudié con Piaget, Viagotsky o Ausubel.
Ahora estaba frente a un gran desafío “niños reales” que nada tenían que ver con aquellas teoría; niños con características particulares que marcan una personalidad diferente en cada uno.

- ¿Y qué hacer? – me preguntaba cada mañana.
- ¿Cómo seguir?- me interrogaba constantemente frente a una realidad latente con edades diferentes como un valioso tesoro.

3, 4, 5, 6 y hasta 8 años tenían aquellas miradas tiernas carentes de amor, expectantes a una sonrisa que responda a un beso cálido y tímido que ofrecían como un valioso tesoro y cuidaban celosamente porque en verdad, era lo más valioso que poseían. Cada mañana llegaban, con sus pequeñas manos impregnadas del frío recogido en km. y km. de solitarios caminos que debían transitar muchas veces, solos o acompañados de hermanos o vecinos porque sus madres con las que muy pocas veces tuve la oportunidad de compartir un momento de diálogo o intercambiar información sobre sus hijos “no lo hacían”… y vaya que paradoja, estas pequeñas almas tan descuidadas, tanto amor eran capaz de dar.

Compartir en un mismo espacio Nivel Inicial y Primer grado era una hazaña que todos los días me enfrentaba a nuevos desafíos.

¿Y qué estrategias no habré utilizado? ¿Qué recursos no habré llevado? Algunos dieron resultados… otros no.

3, 4, 5, 6 y hasta 8 años tenían aquellas miradas tiernas. Y a quién no, tanto como a ellos les emociona escuchar una historia con la magia y el encanto que despiertan en el inocente mundo infantil aquellas historias de hadas y duendes, príncipes y princesas encantadas en los añorados cuentos de Cenicienta, Hansel y Gretel y tantos otros… que los mantienen expectantes y paralizan el tiempo mientras se narra la historia y ellos… ansiosos por saber que pasó exaltaban su mirada a un final pronto a llegar aplaudiendo con regocijo al saber que al fin los buenos triunfan y el personaje favorito de su cuento salió triunfante y… mientras se sumergían en un universo mágico, teñido de ilusiones y encantos aparecían las letras y el abecedario, conocieron el nombre de los personajes y escribieron el suyo propio, narraron historias conocidas y cambiaron la historia que yo les contaba.
Y aparecieron los números en los SIETE ENANITOS que ayudaron a la BELLA DURMIENTE igual que en LOS TRES CHANCHITOS que unidos se defendieron del lobo para proteger su casita.

Cuando recuerdo cómo afronté aquella situación vuelven a mi memoria los gratos momentos en que sentados en un rincón del aula pasábamos largas horas leyendo cuentos. Y así fue que poco a poco fui colmando el “El Rincón de la Lectura” con distintos materiales de lectura – revistas, diarios, folletos – que se renovaban permanentemente y llamaban su atención.

Esta vez encontré en los textos el sendero más propicio. Fue la guía en un camino de constante aprendizaje.

Los textos nos ofrecieron navegar en un mar de emociones y encantos, tratando de encontrar poco a poco el camino para crecer juntos.

Sé que aprendí, crecí… no fue fácil, creo que todo nuevo desafío nunca lo es, pero lo más importante es saber superar cada etapa que se presenta en nuestra vida… pero ante todo, es necesario superarse con profesionalidad respetando y haciéndonos respetar.

Sé que aprendí, crecí… pero todo no termina aquí, aún queda un largo camino por el que estoy gustosa de transitar.

Carteando

Hace ya varios años realizaba mis residencias de practicas docentes en una escuelita de la zona rural situada aproximadamente a 10 km. de la ciudad de Simoca en la localidad de San Antonio de Padua al lado derecho de la ruta 157



Hace ya varios años realizaba mis residencias de practicas docentes en una escuelita de la zona rural situada aproximadamente a 10 km. de la ciudad de Simoca en la localidad de San Antonio de Padua al lado derecho de la ruta 157.

Una fría mañana de invierno, enseñando en el área de lengua el género epistolar, la carta, propuse a los alumnos de 6º grado a modo de evaluación del tema, escribir una misiva a chicos de su mismo nivel pero de otra escuela. La tarea no les pareció sencilla, se planteaban como escribir a alguien que no conocen y ese fue justamente uno de mis objetivos demostrar la importancia de la correspondencia uniendo distancias. Luego de un gran debate entre ellos se decidieron y escribieron una sola para diferentes escuelas, lo único que variaron fue el destinatario. Junto a mi compañera de prácticas nos encargamos de hacer llegar las correspondencias a destino.

Transcurrió poco más de una semana y un día sin esperarlo llego la primera carta para mis alumnos. No les puedo explicar la cara de mis alumnos, fue enorme la emoción, no podían creer que les respondieran tan pronto y se entusiasmaron muchísimo, tanto que se quedaron en un recreo a responderles, como no habían terminado utilizamos parte de la siguiente hora, por supuesto que tuvimos que ajustar nuestro diseño de clases, no se olviden que realizábamos nuestras prácticas docentes y se nos exigía cumplir con una cierta cantidad de temas del programa.
Pero lo mejor de esta experiencia es que no fue solo una carta, recibieron muchas más de diferentes escuelas y a todos les respondían con gran alegría.

Con la maestra a cargo del grado y profesora de Residencia se nos ocurrió que antes de finalizar nuestras prácticas realicemos una jornada recreativa para que nuestros alumnos pudieran recibir a los chicos de otras escuelas que habían conocido a través de las correspondencias. Fue un día de mucho trabajo y bastante responsabilidad, porque era preparar las actividades a compartir, el espacio a ocupar, la comida para la recepción, el seguro, la cantidad de docentes involucrados, etc. pero gracias a Dios todo resulto bastante bien.

Paso el tiempo y cierto día de casualidad me encontré con dos ex alumnas, las cuales me contaron que gracias al tema de las cartas se hicieron de muchos amigos de otras escuelas y así cuando comenzaron el secundario fue bastante más fácil la integración. Ese día mi cara se ilumino de felicidad porque me di cuenta que mi enseñanza tubo gran significación en la vida útil de mis niños.

El Cofre de los sueños

Mi nombre tal vez no importe tanto como esta experiencia que deseo compartir con ustedes. Lejos de la vanidad y muy cerca de la humildad nació este proyecto " El Cofre de los Sueños" que ya desplegó sus alas para volar solo.


Mi nombre tal vez no importe tanto como esta experiencia que deseo compartir con ustedes. Lejos de la vanidad y muy cerca de la humildad nació este proyecto “El cofre de los Sueños” que ya desplegó sus alas para volar solo. Todo comenzó cuando entré a esta escuela “La Josefa Díaz”, ubicada en pleno centro, calle 25 de mayo 276, querida por todos los simoqueños aunque la mas olvidada en éstas últimas décadas, ya que perdió la EGB3, no tiene biblioteca, ni sala de computación porque, dicen, no hay espacio. El único lugar disponible es un salón amplio que no podemos utilizar porque está invadido por sede de supervisión, cabecera y gabinete psicopedagógico. Siempre que deseamos aprovecharlo para sala de música, charlas, o simplemente pasar un video, no podemos, porque tenemos que pedir permiso. A mí me da mucha bronca y pena, al igual que todos, porque en otros tiempos, cuando Simoca no tenía Centro Cultural, todas las actividades como teatro, presentaciones de eventos, etc. , se hacía en él.

Me trasladé al turno tarde en el año 2004 y me encontré con amigas y compañeras. De a poco fui comprendiendo todo, el desgaste, la desilusión, los bajos salarios, la poca iniciativa de las autoridades de turno a las que solo les interesaba cumplir con la burocracia (llenar papeles, hacer carpeta didáctica “bien detallada”, cumplir con las disposiciones y decretos etc.), para superiores que nunca estaban, ni están presentes pues desconocen las verdaderas necesidades de las escuelas. Ni hablar de cursos, cursetes y jornadas sinsentido que sólo justifican un puesto. Que la ley federal de educación , que la calidad e igualdad pedagógicas, que trípticos y ofertas educativas, cuando la escuela pública tiene que competir con los colegios privados subvencionados por el estado, que ofrecen sala de informática, bibliotecas, EGB3, polimodal, inglés, excursiones ostentosas, programas en los medios de comunicación etc. ah! Y el uniforme, símbolo de status social. Porque la educación pública es para pobres. De esta manera La Josefa Díaz iba decayendo cada día más, perdía alumnos, edificio, nivel etc. En el 2005 hubo una reunión con el nuevo “equipo” directivo, la directora, oriunda de Monteros al igual que la vicedirectora, nos hicieron analizar estas cuestiones para llegar a la conclusión que las únicas culpables de la problemática eran ¿quiénes? Los docentes por supuesto, que no se ocupan de las tareas que les corresponde etc. y debíamos elaborar un plan para retener a nuestros alumnos, por supuesto que todas nos miramos a la cara y no sabíamos si reír o llorar, pero lo cierto era que estábamos decayendo y que algo debíamos hacer nosotras que sí nos sentíamos pertenecientes a nuestra comunidad educativa.

Con mi paralela de 1º, Virginia Paz, nos reunimos para planificar nuestro plan de acción. Se nos ocurrió hacer una reunión de padres para explicarles de qué manera íbamos a trabajar juntas y escuchar las propuestas y expectativas de los mismos. Así nació la idea de respetar los rinconcitos del jardín para hacer como una especie de articulación. Ambientamos cada una sus aulas con rinconcitos: el rincón de los juegos, el de la lectura y el rincón del tiempo. Después del aprestamiento que fue muy bien recibido por los alumnos, ya que con juegos, canciones, títeres logramos superar esa etapa difícil del primero. Pero debíamos continuar con nuestro currículo, así que decidimos quedarnos con el rincón de la lectura que más tarde se convertiría en el proyecto áulico de taller literario, que funcionaría los días viernes en las dos últimas horas. A Virginia se le ocurrió traer su baúl viejo, donde pusimos todos los muñequitos y juguetes, algunas revistas viejas y un librito de cuentos. Los padres estaban entusiasmados con la idea y llenaron el baúl con libritos de cuentos y más juguetes. Los invitamos a leerles cuentos, a narrar experiencias, relatos y anécdotas y a jugar con sus hijos aquellas olvidadas travesuras de su infancia. Una niña dijo: ¡qué hermoso es el cofre de mis sueños! Y así nuestro taller se pasó a llamar “EL Cofre de los Sueños”.

La vicedirectora estaba muy contenta con el proyecto y decidió institucionalizarlo para el turno tarde. Así es como más o menos desde el mes de agosto todos los grados estaban leyendo cuentos, historias, realizando pequeñas producciones todos los viernes en la última hora. Nuestro cofre salió de las cuatro paredes para participar en actos escolares, en jornadas de lecturas que hicimos invitando a otras escuelas como la Esc. Nº 230 y la Esc. Especial Dardo Molina. Realizamos ese año una exposición de todos los trabajitos de nuestros pequeños que se sentían orgullosos de sus producciones colmadas de errores, también invitamos a escritores y al grupo literario Savia de Simoca.

Terminó el año y vino el 2006. Me informaron que continuaría con mis pequeños. Fue una alegría enorme para mí, ya que también tenía la posibilidad de ver resultados más concretos con respecto al taller literario. Cuando nos reunimos para reelaborar el P.E.I. ( Proyecto educativo institucional y el P.C.I., Proyecto curricular institucional , una propuesta de la vicedirectora convirtió a nuestro Cofre de los Sueños en un proyecto institucional para toda la escuela, turno tarde y mañana. La aceptación fue tomada como imposición por nuestras compañeras de la mañana, aunque sin decir palabra decidieron acatar las directivas. Las rivalidades, en realidad existen en todas las instituciones, es así, pero con este proyecto nacieron celos, miserias humanas que no valen la pena recordar con detalles. Pero pese a todo, El Cofre de los sueños ya estaba en marcha nuevamente, para crecer mucho más. Con las chicas del turno tarde decidimos hacer conocer nuestra experiencia para así poder demostrar a toda la comunidad de Simoca que nuestra escuela estaba viva trabajando como siempre y también invitamos a los chicos de la escuela Nº 230 para participar con sus producciones, ya que teníamos conocimiento de que las maestras estaban trabajando en algo parecido en el área de lengua, con un proyecto nacional el P.I.I.E. Por supuesto que el cofre nos unió más a la tarde porque teníamos algo que se estaba gestando y que intuíamos iba a ser importante para nuestro establecimiento. La propuesta era publicar una revista, o una cartilla donde iban a estar plasmadas las producciones de nuestros pequeños. Pero no teníamos el dinero para publicar, así que se nos ocurrió hacer una fiesta para festejar el Día del maestro, ya que nadie la realizaba. Fue un éxito. Recaudamos lo suficiente para publicar ¡un libro! Ahora debíamos ponernos a trabajar, recopilar los trabajitos de todos los chicos de la escuela y pasarlos en la computadora. Entre Zulma Ozan, Salomé Lescano, Virginia y yo logramos compaginar el libro. Ahora teníamos que buscar una imprenta. Virginia y yo viajábamos a Monteros a la mañana casi todos los días buscando precios y nos entrevistamos con el Señor Arnau que tiene la imprenta más antigua. El libro ya estaba listo a fines de noviembre. La tapa la realizó un niño que salió premiado en el concurso “Una tapa para el libro”. En él están impresas las picardías , sueños, fantasías, anécdotas, un poema de nuestro maestro de religión Julio del Carril que se nos fue en septiembre y producciones de los chicos de nuestra escuela invitada. La presentación del libro se hizo para fin de año y tuvo sus dificultades y tropiezos porque la directora y supervisora de ese entonces no le dieron la importancia que el proyecto requería. Pero eso ya pasó y solo se recuerda lo lindo. Virginia y yo nos disfrazamos junto a nuestros alumnos para hacer una obrita .Invitamos a las autoridades, a las escuelas de la zona y a pesar que estaba lloviendo todo salió espectacular.

Los chicos leyeron sus producciones, realmente fue un día inolvidable.
En el año 2007, cambiaron las autoridades y tenemos una directora simoqueña Sara Delicia Juárez y una vicedirectora de Bella Vista Haydee Díaz de Romero que nos dieron esas ganas de continuar con nuestro ya instalado tradicional y querido “Cofre de los Sueños”. Volver a renovarlo y buscar una temática para nuestro futuro libro era nuestra misión. Revalorizar lo nuestro era la propuesta que nació de todas: trabajar la identidad para tomar conciencia que los simoqueños debemos querernos más y valorar lo que tenemos que es muy rico y que no lo aprovechamos por falta de conciencia.

Empezamos a trabajar con la edición y con nuestro conocimiento básico de computación logramos editar un CD. con los nuevos trabajitos . Como siempre las que se mueven son pocas debíamos recopilar producciones de toda la escuela. El año 2007 fue para la escuela un año muy productivo no solo para el cofre de los sueños sino también en el aspecto edilicio , ya que los nuevos directivos lograron gestionar y concretar proyectos que desde hace muchísimo tiempo no se cristalizaban como el de techar el patio del Jardín , ambientar y remodelar la cocina, terminar el escenario, colocar baldosas para el frente de la escuela, construir una hermosa grutita del Divino Niño que fue inaugurada por el padre de la parroquia, cercar el jardín del frente para que las florcitas crezcan . Realmente se transformó nuestra escuela. Y esos buenos vientos también nos trajo un hada madrina la Prof. Mercedes Espinosa que conoció nuestro Cofrecito y nos propuso participar en la Feria del Libro que se realizó en el mes de septiembre , después de nuestra ya tradicional Fiesta del Día del maestro , que también tuvo sus dificultades con dimes y diretes pero a pesar de todo , todo salió muy bien , recaudamos el dinero para publicar nuestro segundo cofre y comprar un CPU, ya que también queremos tener nuestra salita de computación, ya tenemos tres compus , una viejita que pudo rescatar nuestra técnica en computación Zulma Ozan, otra donada por nuestra vice y la tercera armada con el CPU nuevo que logramos comprar con aquel dinero. Pero el segundo libro no pudo salir porque gastamos para el traslado de nuestros alumnos como así también para asistir a las escuelas que después nos invitaron sorprendidas del esfuerzo del trabajo a pulmón mientras muchas escuelas poseen programas nacionales que reciben dinero no se explican por qué lo hacemos, creo que a esta altura las explicaciones ya no tienen importancia .Lo importante fue también la publicación que salió en la Gaceta y que decía “ Chicos de Simoca escribieron y publicaron sus propios cuentos”.

Algunas veces también desilusionadas con algunas circunstancias como las que nos prometió la antigua ministra de educación de reeditar el libro y hacer uno nuevo como las promesas de políticos que nunca llegan y que todavía esperamos se concreten.
Pero el Cofre se presento para la fiesta de fin de año y lo hizo a lo grande con pantalla gigante y brindis.

Año 2008
Nuestro nuevo Cofre está por salir nuevamente de su escondite pero esta vez vamos a invitar a todas las escuelas para que se sumen a él. La dire dice que va a ser un macro proyecto, espero que así sea… Hasta la próxima después les cuento como sigue esta historia

Primer Colectivo de Docentes Narradores de Aguilares, Famaillá y Simoca



El día 1 de diciembre de 2008 se llevó a cabo en la Casa de La Cultura "Ángel Leiva" de simoca un Colectivo de docentes narradores de experiencias pedagógicas de Aguilares, Famaillá y Simoca.

Acompañaron a los mismos sus coordinades C.A.I.E., de Aguilares el Prof. Mario Mercado, de Famaillá Prof. Graciela San Martín, de Simoca Ing. Mercedes Espinosa Arce y artistas locales de las zonas, entre ellos "El Coro de Señas de Aguilares" y por Simoca el cantautor Joaquín Jiménez y el Prof. de danzas tradicionales Waldo Salas.

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Creemos sinceramente que nuestro esfuerzo no es errado pues el año pasado las descargas llegaron casi a 1.000 clicks de personas interesadas en conocer la obra de anónimos escritores que por primera vez recibí un público interesado en sus trabajos.

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Primer Encuentro CAIE en Buenos Aires