Con amor todo se puede

Hola te voy a contar una de tantas experiencias que tuve en este tiempo que llevo como docente de primer ciclo, en la escuela N°230 Provincia de Entre Ríos, en la ciudad de Simoca, Tucumán.



No hace mucho me toco enseñar en un primer grado integrado por niños que eran colador del año anterior, repitentes de otras escuelas, con sobre edad, con problemas de aprendizaje, familiares y neurológicos. Al hacer el diagnóstico me dije ¡hay Dios mío! ¿Qué hago? Reflejadas las dificultades de aprendizajes o mejor dicho de los conocimientos previos, tenían la dificultad para reconocer los colores, no podían aprender sus nombres, hacían garabatos, se les enseñaba algo y al otro día no recordaban, era un volver empezar, tenían escritura lenta, etc. Me refugie en Dios, porque era para mí, mi única salida, le pedí ayuda, que encontrara los medios o estrategias para sacar adelante a los niños.

Todos los días rezaba una oración antes de entrar porque sabía que me esperaba, un alumno que no se quería quedar en el aula, se tiraba en el suelo, tiraba bancos, se colgaba de las cortinas, tiraba su mochila, estos eran todos los días, su mamá ya lo había cambiado de tres escuelas y lo trajo a nuestro establecimiento.

Estos momentos eran desesperantes porque tenía que sacar paciencia, dulzura de donde no tenía. Porque tenía que tener la palabra justa para no desequilibrar al grupo y poder contenerlo, calmarlo, etc.

Otros momentos o situaciones difíciles con un niño que repetía por segunda vez el grado. El era agresivo con sus cosas y con los elementos de trabajo de sus compañeros, en los recreos tenía que estar cuidándolo porque en un descuido rompió el vidrio del auto de una compañera, era una bomba de tiempo.

También tenía un grupo de niños que en el día trabajaban bien, al otro día era como si no les hubiera enseñado nada, se olvidaban. Hacia trabajos de fonoaudióloga, trabajé conciencia fonológica, desarrollar su motricidad, modelando con masas, plastilina, contornear letras, palabras con cartón, cartulina, maderas, pintar, colorear, pegar, jugar para que reconozcan las letras, sonidos y palabras.

Me autoevaluaba y replanteaba constantemente, porque las estrategias que se dan en la formación son para los niños sin dificultades de aprendizaje. Para este grupo no funcionaba o no funcionó en muchas oportunidades, como seguir los pasos del método de la palabra generadora, psicogenesis u otro.

Una vez que entraron a la etapa pre-silábica, silábica buscaba que los niños produzcan textos cortos y que desarrollen la oralidad.

Una de tantas experiencias que nos dieron buenos resultados fue “el binomio fantástico”.

La introducción la realizaba a partir de un show artístico, donde los presentaba haciendo levantar su autoestima, bien expresivo. Tenían que contar o narrar historias de las vidas de ellos, fantásticas o inventadas y buscar sus mejores posturas para contar sus historias, algunos se subían al escritorio, otros sentados en las ventanas del aula con los pies sobre los escritorios, otros parados sobre una mesa o sentados en el piso. Contaban tres historias por día no más, elegían lo que más les gustó, ilustraban y renarraban en forma escrita. Fueron momentos muy lindos y emotivos, porque a través de este juego pude conocer a cada niño con más profundidad. Lloramos y reímos, y al conocerlos más, más los amaba y más ganas tenía de ayudarlos porque eran niños sufridos por problemas de sus padres, maltrato, poco dialogo y situación económica.

Con estas actividades pudieron desarrollar el lenguaje oral, se desinhibieron e hicieron producciones interesantes.

A partir de las historias narradas surgían palabras que tenían que unirlas o asociarlas, creando un “un binomio fantástico” por ejemplo perro-gato. Era necesario que entre las dos palabras haya distancia, que sean lo suficientemente diferentes una de la otra y su aproximación resulte insólita para que la imaginación se ponga en marcha y construyan un conjunto fantástico.

Esto despertó el interés y la imaginación en la mayoría del grupo, se peleaban por contar sus historias y tuve que hacer sorteos. Los chicos escribieron nuevas historias con personajes fantásticos creados por ellos.

Confeccionaron una “selva fantástica”, cada personaje estaba hecho con espumina. Finalizamos esta experiencia haciendo una obra de títeres con estos personajes insólitos.

Con la preparación de la obra de títeres pude lograr que los niños se expresaran en forma natural, digo esto porque tenía un alumno muy tímido, no se expresaba o si lo hacía era al oído, durante tres años no pude hacer que hablara en voz alta, que participe en alguna dramatización o versos y con los títeres lo logré. Cada personaje creado por ellos tenía que hablar, atrás del teatrillo, cada uno con su dueño y estos eran seleccionados para la obra. Cuando le tocó a este niño tímido presentar su personaje, se levantó de su silla lentamente y se escondió en el teatrillo y comenzó a hacer hablar a su creación. Así pudimos conocer su voz, que era hermosa. A partir de ese momento fue para Él y los demás vencer una muralla, que solo Dios sabe cual fue. Ahora participan en diferentes dramatizaciones. Con esta forma de trabajo y en especial paciencia, esperanza y mucho amor, pudimos, digo porque entre todos logramos que niños que eran rezagados, con problemas serios de aprendizaje, neurológicos y familiares, pudieron leer, escribir, desarrollar su imaginación y su personalidad y producir textos cortos. Para mi fue una ardua tarea y también un gran desafío. Doy gracias a Dios el haberme dado las armas y la oportunidad de ayudar a estos niños.

Por eso digo que siempre hay una puerta abierta para lograr lo que se quiere.