A un niño

Para el resto del mundo los niños son un número pero para un maestro son seres humanos con nombre y apellido con sentimientos, emociones y recuerdos. Mi narrativa evoca un rostro, unos ojitos picarones y tristes deseosos de ser feliz Mauricio.



Llego a 1º grado de la mano de su hermana. Lo primero que dijo ella fue que tuviera cuidado con él, porque era muy tremendo. Lo miré y el también me miró. Era un niño inquieto, era como un conejito cuando hace las orejitas hacia atrás y dejó que le acariciara la cabeza. Dije: - no creo que Mauricio se comporte tan mal. El me sonrió con una mirada cómplice. A la semana ya estaba repitiendo varias veces su nombre porque siempre hacia algo a sus compañeritos como robarle la goma, los lápices y hacerlos tropezar con el pie o quitarles la moneda. Dibujaba con trazos furiosos y usaba mucho el color rojo. Algo le estaba sucediendo, seguro.

Muchas madres venían a quejarse de él y yo les decía que entendieran que Mauricio era un niño, que estaba sufriendo y que la única manera que él tenía para sacar eso era comportándose así; que tuvieran paciencia porque yo me estaba ocupando de él, no podía alimentar mas esa violencia con mi rechazo. Y si, se estaba convirtiendo en un problema. Le hablaba mucho, me enojaba pero al mirarlo mi corazón se achicaba y me angustiaba no poder hacer nada para ayudarlo. Comunique lo que estaba pasando con el niño a la Vice directora que me asesoró mucho en este sentido, me dio material sobre niños hiperactivos con problemas de conducta.

Pero Mauricio no era hiperactivo, al principio me confundí pero después comprendí que su problema estaba ligado al abandono. Llamé a su madre pero vino la hermana y fue entonces que me enteré su verdadera historia: En realidad Mauricio era adoptado lo habían regalado cuando tenía cuatro añitos porque la mamá verdadera no lo pudo criar, ya tenía nueve hijos y el padre los había abandonado. Mauricio sufrió mucho porque la madre lo mandaba a trabajar pedigueñando, y si no traía nada le pegaba. Era de Leales, la madre adoptiva lo conoció por medio de una hermana que le informo sobre el niño. La señora se apiado de él y lo acepto con los documentos.

Pero es muy tremendo - repetía una y otra vez la hermana -, mi papá lo quiere devolver porque ya le rompió algunas herramientas del taller y casi se cae del techo. Creo que Mauricio se va el mes que viene.

Era realmente una situación difícil y mas porque la solución no estaba en mis manos. Si, darle cariño y contención nada más. En la escuela no había gabinete así que consulté con una psicóloga que me dijo que el niño necesitaba urgente a un especialista. Y si, no era novedad pero seguro esta familia lo iba a devolver como si fuera un animal; yo ya sentía rabia de ese destino tan incierto y cruel que le tocó vivir a un niño tan pequeño e indefenso. Lo sentaba junto a mí para controlarlo mejor y le llevaba libritos de cuentos. Le gustaba mucho inventar historias, era un buen narrador en especial el de pinocho .Los chicos empezaron a escucharlo y a pedirle que les narre esas historias inventadas. El se sentía importante, se paraba en una silla y muy contento empezaba a hilvanar relatos de diablos y de miedo.

Sentía su cariño cuando me miraba. Hasta se animó a actuar en público. Mauricio fue muy especial para mí. Pero continuaba con sus problemas de conducta, especialmente en los recreos, siempre lo acusaban a él. Yo lo miraba con dolor porque le hablaba mucho y conversábamos. Me gustaba escucharlo decir que ya nunca más lo iba a hacer, pero eran promesas vanas que se esfumaban ni bien yo me daba vueltas. Había progresado en su lectura y escritura pero no así en su conducta, solo se portaba bien cuando le prestaban atención ….

Un día a mediados de Agosto me enteré que su mama adoptiva había muerto y que Mauricio quedaría con un hermanastro, un hombre que no estaba muy interesado en tenerlo .Faltó mucho ese mes, investigué y me dijeron que Mauricio había estado en el hospital creo que por golpes, fui a casa de este hombre y no me atendieron. A Mauricio lo iban a devolver a su madre ese mes. La hermana se presento para pedir los papeles y me contó que la madre lo pedía de vuelta porque lo necesitaba para que le den la pensión de madre de siete hijos. Ya pasaron cuatro años, Mauricio tiene ya 9 añitos. Hoy está con su madre, dicen que asiste a una escuela de doble jornada, me enteré hace algunos días. Me gustaría verlo de nuevo y saber que está bien y feliz.
Porque nunca me voy a olvidar de la impotencia que sentí y la soledad que aun siento cuando repito su nombre.

Para vos Mauricio donde quieras que estés desde mi corazón

A Mauricio
Te regalaron
Te maltrataron
Te golpearon
Tu mirada decía
No puedo más
Tus cicatrices decían
Ayúdame
Tus travesuras decían
Quiero ser niño
Se atrofiaron mis manos
Perdón.