Portal de Docentes Narradores de Argentina

En este espacio usted podrá encontrar relatos de experiencia pedagógica de docentes de todos los niveles, ciclos y modalidades del sistema educativo argentino. Estos relatos pedagógicos, son los resultados del Proyecto de Documentación Narrativa de Experiencias y Viajes Pedagógicos en el marco de los CAIEs del INFOD del Ministerio de Educación.

Este espacio también hace posible el intercambio y la conversación entre colegas docentes a través del envío de comentarios a los relatos.


Aquí podrás ver publicadas sus obras
Portal de Relatos Pedagógicos

Aquí algunas fotos de los Encuentros
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Observando y practicando... Mis sueños realizados


En el mes de abril del año 2001 comencé mis prácticas docentes en la Escuela Josefa Díaz de la Ciudad de Simoca.

En la primera etapa m tocó practicar en primer año de E.G.B. I. La primera semana fue dedicada a la observación de clases, esto me sirvió para ver como encaraba la enseñanza la docente del grado, me refiero a que me sirvió bastante porque tenía dudas de como comenzar las clases, es decir, de cómo hablarles o dirigirme a los niños; también para ver que estrategias utilizaba, o sea, cómo y con qué elementos los niños estaban acostumbrados a trabajar, por ejemplo, ésta docente habituó a sus alumnos a iniciar la clase colocando la fecha en el pizarrón, relacionaba la misma con los números colocados en un afiche en la pared y luego contaban cuantos alumnos estaban presentes y anotaban los ausentes, posteriormente sumaban y llegaban al total de alumnos del aula (esa tarea era de todos los días).

También el período de observación me sirvió para ver el comportamiento de los niños, con esto me refiero al modo de ser de cada alumno, sus nombres y sus formas de trabajar, cuáles eran más lentos o más rápidos a la hora de terminar las tareas, etc.

Finalizado este período, en la segunda semana comencé de lleno con las prácticas… recuerdo el primer día que…

Llegué a las escuela a las 7:45 hs. de la mañana, los niños estaban a punto de izar la bandera y luego de arriar nuestra insignia patria nos dirigimos al aula, yo con mucho temor, miedo e incertidumbre porque no sabía lo que me esperaba, cómo reaccionarían los niños ante mi presencia, si me pondrían aún más nerviosa frente de ellos, o... no sé! Sólo sentía miedo!!!

Comencé saludándolos, me presenté (aunque ya me conocían) y les dije desde hoy seré su maestra por dos meses aproximadamente, aunque la señorita Dora (maestra titular) estará también con ustedes y conmigo acompañándonos en el aula pero la que les enseñará seré yo.

Ellos me respondieron con sus caritas tan felices si señorita, sentí en ese instante, como si ya hubiese sido desde principio de año, su verdadera maestra, ahí los nervios fueron pasando y me fui soltando e inicié la clase como lo hacía todo los días la señorita Dora. Traté de seguir los pasos de ella, es decir, de cómo les hablaba, de cómo les corregía los trabajos, etc. Así ellos no notaban el cambio de docente y así se fueron acostumbrando conmigo y yo con ellos, me fueron mostrando su cariño día a día. Eran unos niños encantadores, dispuestos a aprender y yo dispuesta a enseñarles.

Fueron pasando los días y así como yo les enseñaba, ellos también me enseñaban, el tiempo fue pasando y me tocó la segunda etapa de las prácticas que significaba que tenía que dejar a mis alumnos y conocer a un nuevo grupo de niños.

El dejar a este grupo de niños tan encantadores no fue tan fácil; ni para ellos ni para mí, no se hacían ni me hacía a la idea de dejarlos pero les hablé mucho y por suerte entendieron y sabían que todos los días nos veríamos y así fue.

En octubre de ese mismo año comencé a practicar la segunda etapa en quinto año de E.G.B.II… y otra vez los miedos pero no tanto como al principio, los niños también eran buenos pero uno que otro un poco rebelde e inquieto.

Nunca voy a olvidar a Franco, un niño que molestaba todo el tiempo, nunca hacia caso y se revelaba a trabajar en clase. Todos los días me hacía enojar, probé muchas estrategias y ninguna daba resultado, hasta que me cansé y le dije:

- Si no vas a trabajar, te retiras del aula inmediatamente y entrégame tu cuaderno para notificar a tus padres.

No quiso salir del aula pero se quedó quieto en su pupitre, yo lo ignoraba y desde ese día se calmó bastante y ya no molestaba como antes.

De a poco comenzó a trabajar en clase y me mostraba sus producciones, creo que lo hice reflexionar y cambiar para su bien y sinceramente espero que haya seguido así.

Eso fue lo único pesado que me tocó vivir en las prácticas, el resto de los alumnos eran tranquilos y nos llevamos muy bien, igualmente el período que estuve con ellos fue corto a comparación del tiempo que estuve en el primer ciclo.

Esta experiencia maravillosa terminó cuando mi profesora de Residencia me anunció que estaba última etapa se había desarrollado con regularidad y el proceso de residencia culminaría en muy pocos días.

Así fue, el 16 de noviembre de 2001 me tocó despedirme de mis alumnos y de esa querida escuela que me abrió sus puertas para tan linda experiencia como es el arte de enseñar.

La puerta hacia el futuro


El primer día que llegue al aula estaba muy nerviosa, no me sentía capaz de desarrollar mi clase, pensaba que todo saldría mal, las piernas me temblaban y la voz se me quebraba en esos momentos, era la primera vez que me paraba frente a un grado, en el cual todos estaban expectantes por ver que les enseñaría y por sobre todas las cosas quería dejar lo mejor de mí a los alumnos.

- ¡Que nervios! Le decía a la maestra
- Tranquila me decía, yo voy a estar ahí.
Por suerte en esa semana de observación aprendí a conocer a los alumnos, a la docente, que por suerte me tocó una excelente maestra y muy buena persona que supo ayudarme a perder el miedo y me enseñó cosas que yo con mi poca experiencia desconocía, la Srta. Inés Concha a la cual le estoy muy agradecida. Me brindó su confianza y apoyo, fue mi guía, siempre estaba presente y si cometía algún error me lo hacía ver amablemente para que las clases fueran cada vez mejor. En esa semana también observé el comportamiento de mis alumnos, lo que les gustaba, cuales participaban más y así poder apoyarme en ellos.

Tuve un grupo maravilloso, con ganas de aprender y sobretodo muy inteligentes, practiqué en cuarto grado las áreas de Matemáticas y Ciencias Naturales con contenidos amplios y ricos para desarrollar. El proceso tardo un poco, no fue fácil, me costó bastante hasta que conocí bien a mis alumnos y día a día iba descubriendo, aprendiendo de ellos, vivenciando cada mañana nuevos aprendizajes y sintiendo al aula un lugar cálido y confortable.

Tuvimos salidas las cuales me permitieron relacionarme con el medio y realizar trabajos muy significativos.

Así pasaron los meses y yo me sentía más a gusto y segura en el aula y sobretodo el cariño por esos niños que crecía día a día porque supieron brindarme toda su confianza y amor.

Todavía recuerdo los días en que iba la profesora de práctica, yo temblaba, algunas clases salieron bien y otras no y en esos casos mis alumnos siempre colaboraban, sabían que gran parte de que las clases salieran hermosas dependían de ellos por eso participaban incondicionalmente.

El momento más difícil fue cuando tuve que dejar a mis alumnos, a pesar de que no quería seguir esta carrera pero todo cambio desde el día en que comencé a vivir todas estas experiencias maravillosas aunque me sentí muy triste pero a la vez tranquila por haber logrado mis objetivos propuestos.

Hasta el día de hoy cuando me encuentran en la calle me saludan muy cariñosamente sin olvidarme a pesar que ya pasaron varios años.

En realidad para mí será algo que nunca olvidaré, digo así porque solo al que le toco vivir sabe lo que se siente y lo lindo que es el contacto con los niños, lo que lo hizo tan especial para mí.

Fue una experiencia única la que me tocó vivir cuando realicé mis prácticas docentes en la Escuela Josefa Díaz de la ciudad de Simoca.

A un niño

Para el resto del mundo los niños son un número pero para un maestro son seres humanos con nombre y apellido con sentimientos, emociones y recuerdos. Mi narrativa evoca un rostro, unos ojitos picarones y tristes deseosos de ser feliz Mauricio.



Llego a 1º grado de la mano de su hermana. Lo primero que dijo ella fue que tuviera cuidado con él, porque era muy tremendo. Lo miré y el también me miró. Era un niño inquieto, era como un conejito cuando hace las orejitas hacia atrás y dejó que le acariciara la cabeza. Dije: - no creo que Mauricio se comporte tan mal. El me sonrió con una mirada cómplice. A la semana ya estaba repitiendo varias veces su nombre porque siempre hacia algo a sus compañeritos como robarle la goma, los lápices y hacerlos tropezar con el pie o quitarles la moneda. Dibujaba con trazos furiosos y usaba mucho el color rojo. Algo le estaba sucediendo, seguro.

Muchas madres venían a quejarse de él y yo les decía que entendieran que Mauricio era un niño, que estaba sufriendo y que la única manera que él tenía para sacar eso era comportándose así; que tuvieran paciencia porque yo me estaba ocupando de él, no podía alimentar mas esa violencia con mi rechazo. Y si, se estaba convirtiendo en un problema. Le hablaba mucho, me enojaba pero al mirarlo mi corazón se achicaba y me angustiaba no poder hacer nada para ayudarlo. Comunique lo que estaba pasando con el niño a la Vice directora que me asesoró mucho en este sentido, me dio material sobre niños hiperactivos con problemas de conducta.

Pero Mauricio no era hiperactivo, al principio me confundí pero después comprendí que su problema estaba ligado al abandono. Llamé a su madre pero vino la hermana y fue entonces que me enteré su verdadera historia: En realidad Mauricio era adoptado lo habían regalado cuando tenía cuatro añitos porque la mamá verdadera no lo pudo criar, ya tenía nueve hijos y el padre los había abandonado. Mauricio sufrió mucho porque la madre lo mandaba a trabajar pedigueñando, y si no traía nada le pegaba. Era de Leales, la madre adoptiva lo conoció por medio de una hermana que le informo sobre el niño. La señora se apiado de él y lo acepto con los documentos.

Pero es muy tremendo - repetía una y otra vez la hermana -, mi papá lo quiere devolver porque ya le rompió algunas herramientas del taller y casi se cae del techo. Creo que Mauricio se va el mes que viene.

Era realmente una situación difícil y mas porque la solución no estaba en mis manos. Si, darle cariño y contención nada más. En la escuela no había gabinete así que consulté con una psicóloga que me dijo que el niño necesitaba urgente a un especialista. Y si, no era novedad pero seguro esta familia lo iba a devolver como si fuera un animal; yo ya sentía rabia de ese destino tan incierto y cruel que le tocó vivir a un niño tan pequeño e indefenso. Lo sentaba junto a mí para controlarlo mejor y le llevaba libritos de cuentos. Le gustaba mucho inventar historias, era un buen narrador en especial el de pinocho .Los chicos empezaron a escucharlo y a pedirle que les narre esas historias inventadas. El se sentía importante, se paraba en una silla y muy contento empezaba a hilvanar relatos de diablos y de miedo.

Sentía su cariño cuando me miraba. Hasta se animó a actuar en público. Mauricio fue muy especial para mí. Pero continuaba con sus problemas de conducta, especialmente en los recreos, siempre lo acusaban a él. Yo lo miraba con dolor porque le hablaba mucho y conversábamos. Me gustaba escucharlo decir que ya nunca más lo iba a hacer, pero eran promesas vanas que se esfumaban ni bien yo me daba vueltas. Había progresado en su lectura y escritura pero no así en su conducta, solo se portaba bien cuando le prestaban atención ….

Un día a mediados de Agosto me enteré que su mama adoptiva había muerto y que Mauricio quedaría con un hermanastro, un hombre que no estaba muy interesado en tenerlo .Faltó mucho ese mes, investigué y me dijeron que Mauricio había estado en el hospital creo que por golpes, fui a casa de este hombre y no me atendieron. A Mauricio lo iban a devolver a su madre ese mes. La hermana se presento para pedir los papeles y me contó que la madre lo pedía de vuelta porque lo necesitaba para que le den la pensión de madre de siete hijos. Ya pasaron cuatro años, Mauricio tiene ya 9 añitos. Hoy está con su madre, dicen que asiste a una escuela de doble jornada, me enteré hace algunos días. Me gustaría verlo de nuevo y saber que está bien y feliz.
Porque nunca me voy a olvidar de la impotencia que sentí y la soledad que aun siento cuando repito su nombre.

Para vos Mauricio donde quieras que estés desde mi corazón

A Mauricio
Te regalaron
Te maltrataron
Te golpearon
Tu mirada decía
No puedo más
Tus cicatrices decían
Ayúdame
Tus travesuras decían
Quiero ser niño
Se atrofiaron mis manos
Perdón.

Ricardo y El Gigante

Recuerdo que llegaste a mí por vez primera una mañana de invierno, caía una fina y helada lluvia, el sol estaba adormecido. ¿Te acordas, Ricardo?



¡Ah, perdón! Me presento a ustedes. Soy Graneros, territorio de la provincia de Tucumán, ubicado a 120 km. de San Miguel de Tucumán, su capital. Mis orígenes y nombre se deben a la gesta de los primeros colonizadores y encomenderos, que hacia finales del siglo XVI y bajo el mando de Ramírez de Velazco me recorrieron antes de fundar la ciudad de Todos los Santos de la Nueva Rioja. Por ese entonces Ramírez de Velazco entregó dos “repartimientos o encomiendas”. Uno de esos repartimientos de tierra correspondió a Don Diego de Vera, vecino de San Miguel de Tucumán. Al morir Diego de Vera, su viuda, Juana de Villegas, se casa con el Capitán Diego Graneros de Alarcón, a quien el Gobernador Luis Quiñónez y Osorio le cede la encomienda con un territorio que llegaba hasta el límite sur de Tucumán. Graneros de Alarcón era, por entonces, el hombre más rico de la región, murió en 1669, tras una larga actuación en las guerras Calchaquíes, por lo cual sobrevive su apellido para designarme.

La persona con quien estaba comenzando a dialogar, antes de presentarme a ustedes, se llama Ricardo, su apellido Sosa, se desempeña como Coordinador de la Carrera de Economía Social y Desarrollo Local que se cursa en el Instituto de Enseñanza Superior Graneros. Esta carrera se implementa como un modo de dar respuesta a un contexto de crisis regional y local.

¿Ricardo, podrías comentar cuál es tu tarea como Coordinador de Carrera?
“La Institución donde me desempeño nace para brindar una oferta educativa, la Carrera en Economía Social y Desarrollo Local, para formar agentes idóneos capaces para impulsar el desarrollo local y la economía social. Estos agentes, nuestros futuros egresados, insertos en sus comunidades, asistirán, asesorarán, orientarán en nuevas formas y propuestas superadoras de la situación de crisis actual y articularán con la economía empresarial y pública. Para avanzar hacia este enfoque que promueve e impulsa las capacidades de desarrollo local se requiere trabajar sobre un cambio de actitudes pasivas por proactivas, esto debe estar ligado a la promoción de actividades concretas donde los diferentes actores asumen responsabilidades alrededor de los temas de desarrollo.

Mi tarea es participar activamente con los diferentes organismos e instituciones relacionadas al área productiva, de servicios y gubernamental local. Organizar instancias y encuentros que permitan incentivar y fortalecer la motivación por parte de los alumnos con relación a la carrera, ya que se trata de un campo en construcción. Gestionar instancias de capacitación sobre aspectos significativos tanto para los docentes como para los alumnos y algunas entidades comunitarias y que surjan del diagnóstico y monitoreo permanente. Articulación entre los distintos actores de la comunidad educativa, fomentando la concertación, el diálogo y respeto por la pluralidad de ideas, etc. Toda esa tarea la llevo a cabo para poder posibilitar la concreción de la meta importantísima de la Tecnicatura, la cual es: “La formación idónea de recursos humanos capacitados y capaces de trabajar para el desarrollo local para el bien y bienestar de toda su comunidad”.

¿Nos contarías alguna anécdota o experiencia con referencia a tu actividad?
Hacía poco que había llegado a vos, recién comenzaba con mis tareas como Coordinador de Carrera, recuerdo que en un intercambio que hubo un fin de semana con alumnos de esta Tecnicatura pero de Tafí del Valle, localidad ubicada en los cerros tucumanos, por la tarde me subí al campanario de tu Iglesia, de la Inmaculada Concepción ( Iglesia monumental, como pocas en el interior de esta provincia, que data de 1894, con una hermosa y muy alta torre donde está el campanario) desde allí podía ver tus campos sembrados que me parecían un tablero de ajedrez con casillas de diferentes tonos de verde, también miraba tu parsimoniosa y pequeña ciudad, era una visión espectacular.

Desde esa altura, te grité: Graneros, Gigante ¿cómo puedo serte útil?
En ese momento te conocía muy poco.

Corría en esas alturas un hermoso y fresco viento, hacía frío, y las campanas, gemelas ellas, con corazón amalgamado en oro, hierro y bronce, majestuosas, fueron silenciosas testigos.

A veces hace falta mirar las cosas desde una perspectiva elevada para elevarnos nosotros también como los pájaros y las aves, que saben que hay mas caminos de los que nosotros podemos ver.

Decía, que desde allí te interrogaba en qué te podía ser útil, si yo te simpatizaría. Vos me observabas, gigante, silencioso, luego me dijiste: “Voy a observar lo que ofrecés, cómo te comportas y de a poco te responderé. Así como sembraron mi tierra que ahora da sus frutos, vos también lo harás con tu trabajo y dedicación y según tu siembra, de mí, eso cosecharás”.

¿Te acordás ,Gigante, que eso me dijiste?
Comprendí en ese momento que tenía que ser un sembrador, que poseía las semillas. Moví la cabeza varias veces hacia abajo y hacia arriba diciéndote: Sí, acepto. Y me puse cerebro y manos a la obra.

Recuerdo algo más. Nunca te lo conté.

Caía la tarde, era mi primer día de trabajo en el Instituto, yo estaba emocionado, lleno de esperanzas y proyectos. La galería de la Institución estaba vacía, podía escuchar el sonido de los tacos de mis zapatos a cada paso, el silencio reinaba, el personal y estudiantes del turno anterior se habían marchado. Hubo un hecho que es comparable a cuando el sueño te toma por asalto y pasás, sin saber cómo, a otra realidad. Grande fue mi asombro al darme cuenta que, de repente, estaba en la misma institución, pero en el futuro. Cuando salí a la puerta te vi a vos, Gigante, en marcha, pujante, activo, con una economía fuerte y solidaria, con tu comunidad feliz, con trabajo, educación, desarrollándose a pasos firmes y en paz. Era hermoso.

No sé porqué ni cómo, pero podía distinguir a los descendientes de los primeros alumnos y yo sabía que llevaban con ellos el espíritu de esos Pioneros que con muchas dificultades lo lograron, abriendo el camino para el desarrollo de ellos mismos y para futuras generaciones.

Repentinamente volví al presente, sentí una voz que me decía: Bienvenido a la Institución, soy el Secretario de la misma.

Yo me presenté como el Coordinador de la Carrera y cuando nos dimos un fuerte apretón de manos, en saludo cordial, inmediatamente sentí que ya comenzaba a formar parte de algo más grande que yo y con mucha vida.

Lo que pasó, lo que te conté, es que viví un sueño.

Afirmé ésta convicción: “para que un sueño se transforme en realidad el soñador tiene que despertar y ponerse en movimiento”.

Recuerdo que cuando caminaba por esa galería silenciosa yo silbaba una bellísima canción de Jhon Lennon, titulada Imagine, que, al final, su letra dice: “ Dirás que soy un soñador. Pero no soy el único. Espero que algún día te unas a nosotros. Y el mundo vivirá como uno”.

Este sueño que te conté, te lo dedico a vos, Gigante Graneros, a tu comunidad y a mis colegas.

Todos soñamos.

La Salud de Germán

Mi nombre es Beatriz Isabel Solórzano, me desempeño como maestra de EGB1 en la Escuela Nº230 Provincia de Entre Ríos en la ciudad de Simoca. Mi relato va dirigido a un niño que aun hoy continua siendo mi materia pendiente, mas adelante comprenderán porque lo llamo así.



Su nombre es Germán. Me entere de su problema cuando vino su madre, una señora muy humilde y con varios hijitos en escalera, me mostró un certificado medico que traía envuelto en una bolsita de plástico en el mismo se leía el estado de salud de Germán: es celiaco y con serios problemas de desnutrición, junto al certificado una historia clínica: en el año 2005 estuvo internado en el hospital de niños donde le detectaron la enfermedad.

Le pregunte a su mama si recibía alguna ayuda y me dijo que solo le daban un bolsón donde incluía algunas cosas que le podía preparar, pero que ella no tenia gas en su casa, cocinaba con leña para los diez integrantes de la familia. Que el marido era alcohólico y que algunas veces no tenían ni para mate cocido. En la municipalidad, dijo, prometieron ayudarme, pero hasta hoy no pasa nada, señorita.

En ese momento pasé por varios estados de ánimo todos a la vez desde bronca, amargura, impotencia, etc. No podía permanecer indiferente ante tal situación y me propuse investigar más sobre esta enfermedad, consulté a médicos y personas con igual problema de salud. También les comente a mis compañeros y a mis directivos que me dieron apoyo incondicional. Hicimos un bolsillo y con ello compramos leche, mezclas de harina especial para hacer pan, yogur, frutas etc., yo le hacia las galletitas y el pan y le llevaba para Germán.

Los niños comenzaron a sentirse celosos así que aproveche la oportunidad para explicarles lo de la enfermedad de Germán y los niños se mostraron preocupados. Al día siguiente también ellos le trajeron lo que yo les había comentado que podía comer Germán. Fue una Sorpresa para mi e hice un proyecto sobre la solidaridad, donde investigaron todo sobre la enfermedad, realizaron recetas, incluimos la dieta en el comedor escolar y compartieron todo. En la escuela hasta las conserjes, lo primero que hacen es preguntar que le vamos a dar a Germán.

Germán se sintió y se siente protegido aquí en la escuela y no quiere faltar ni un día . Hasta participó en la muestra de educación física que para el era, muy agotador por su grave problema de desnutrición. Mi materia pendiente es tratar de conseguir un lugar mas seguro para el, porque su casa es muy precaria y su madre continua sola luchando contra la pobreza y la violencia instalada en su hogar, o por lo menos que una asistente social se ocupe periódicamente de la salud del niño. En especial en las vacaciones que es donde Germán decae. Por ahora seguimos adelante desde este pequeño lugar tratando de contener a nuestros niños que sufren.

Con amor todo se puede

Hola te voy a contar una de tantas experiencias que tuve en este tiempo que llevo como docente de primer ciclo, en la escuela N°230 Provincia de Entre Ríos, en la ciudad de Simoca, Tucumán.



No hace mucho me toco enseñar en un primer grado integrado por niños que eran colador del año anterior, repitentes de otras escuelas, con sobre edad, con problemas de aprendizaje, familiares y neurológicos. Al hacer el diagnóstico me dije ¡hay Dios mío! ¿Qué hago? Reflejadas las dificultades de aprendizajes o mejor dicho de los conocimientos previos, tenían la dificultad para reconocer los colores, no podían aprender sus nombres, hacían garabatos, se les enseñaba algo y al otro día no recordaban, era un volver empezar, tenían escritura lenta, etc. Me refugie en Dios, porque era para mí, mi única salida, le pedí ayuda, que encontrara los medios o estrategias para sacar adelante a los niños.

Todos los días rezaba una oración antes de entrar porque sabía que me esperaba, un alumno que no se quería quedar en el aula, se tiraba en el suelo, tiraba bancos, se colgaba de las cortinas, tiraba su mochila, estos eran todos los días, su mamá ya lo había cambiado de tres escuelas y lo trajo a nuestro establecimiento.

Estos momentos eran desesperantes porque tenía que sacar paciencia, dulzura de donde no tenía. Porque tenía que tener la palabra justa para no desequilibrar al grupo y poder contenerlo, calmarlo, etc.

Otros momentos o situaciones difíciles con un niño que repetía por segunda vez el grado. El era agresivo con sus cosas y con los elementos de trabajo de sus compañeros, en los recreos tenía que estar cuidándolo porque en un descuido rompió el vidrio del auto de una compañera, era una bomba de tiempo.

También tenía un grupo de niños que en el día trabajaban bien, al otro día era como si no les hubiera enseñado nada, se olvidaban. Hacia trabajos de fonoaudióloga, trabajé conciencia fonológica, desarrollar su motricidad, modelando con masas, plastilina, contornear letras, palabras con cartón, cartulina, maderas, pintar, colorear, pegar, jugar para que reconozcan las letras, sonidos y palabras.

Me autoevaluaba y replanteaba constantemente, porque las estrategias que se dan en la formación son para los niños sin dificultades de aprendizaje. Para este grupo no funcionaba o no funcionó en muchas oportunidades, como seguir los pasos del método de la palabra generadora, psicogenesis u otro.

Una vez que entraron a la etapa pre-silábica, silábica buscaba que los niños produzcan textos cortos y que desarrollen la oralidad.

Una de tantas experiencias que nos dieron buenos resultados fue “el binomio fantástico”.

La introducción la realizaba a partir de un show artístico, donde los presentaba haciendo levantar su autoestima, bien expresivo. Tenían que contar o narrar historias de las vidas de ellos, fantásticas o inventadas y buscar sus mejores posturas para contar sus historias, algunos se subían al escritorio, otros sentados en las ventanas del aula con los pies sobre los escritorios, otros parados sobre una mesa o sentados en el piso. Contaban tres historias por día no más, elegían lo que más les gustó, ilustraban y renarraban en forma escrita. Fueron momentos muy lindos y emotivos, porque a través de este juego pude conocer a cada niño con más profundidad. Lloramos y reímos, y al conocerlos más, más los amaba y más ganas tenía de ayudarlos porque eran niños sufridos por problemas de sus padres, maltrato, poco dialogo y situación económica.

Con estas actividades pudieron desarrollar el lenguaje oral, se desinhibieron e hicieron producciones interesantes.

A partir de las historias narradas surgían palabras que tenían que unirlas o asociarlas, creando un “un binomio fantástico” por ejemplo perro-gato. Era necesario que entre las dos palabras haya distancia, que sean lo suficientemente diferentes una de la otra y su aproximación resulte insólita para que la imaginación se ponga en marcha y construyan un conjunto fantástico.

Esto despertó el interés y la imaginación en la mayoría del grupo, se peleaban por contar sus historias y tuve que hacer sorteos. Los chicos escribieron nuevas historias con personajes fantásticos creados por ellos.

Confeccionaron una “selva fantástica”, cada personaje estaba hecho con espumina. Finalizamos esta experiencia haciendo una obra de títeres con estos personajes insólitos.

Con la preparación de la obra de títeres pude lograr que los niños se expresaran en forma natural, digo esto porque tenía un alumno muy tímido, no se expresaba o si lo hacía era al oído, durante tres años no pude hacer que hablara en voz alta, que participe en alguna dramatización o versos y con los títeres lo logré. Cada personaje creado por ellos tenía que hablar, atrás del teatrillo, cada uno con su dueño y estos eran seleccionados para la obra. Cuando le tocó a este niño tímido presentar su personaje, se levantó de su silla lentamente y se escondió en el teatrillo y comenzó a hacer hablar a su creación. Así pudimos conocer su voz, que era hermosa. A partir de ese momento fue para Él y los demás vencer una muralla, que solo Dios sabe cual fue. Ahora participan en diferentes dramatizaciones. Con esta forma de trabajo y en especial paciencia, esperanza y mucho amor, pudimos, digo porque entre todos logramos que niños que eran rezagados, con problemas serios de aprendizaje, neurológicos y familiares, pudieron leer, escribir, desarrollar su imaginación y su personalidad y producir textos cortos. Para mi fue una ardua tarea y también un gran desafío. Doy gracias a Dios el haberme dado las armas y la oportunidad de ayudar a estos niños.

Por eso digo que siempre hay una puerta abierta para lograr lo que se quiere.